¿Qué podemos hacer cada una de las personas, desde nuestra posición como empleadas o empleados públicos, para impulsar la igualdad de trato y no discriminación? Al leer esta pregunta me han venido a la cabeza, casi a la vez, dos de los testimonios que he conocido gracias a este curso, quizá los dos que más me han interpelado y que, creo, mantendré en la memoria por mucho tiempo, incorporados, espero, a mi modo de reaccionar. Ambos tienen aplicación directa como respuesta a esta pregunta y cada uno es valioso por una razón y opera en una dirección distinta: el primero nos lleva a mirarnos a nosotros mismos, el segundo, a mirar a las personas que tenemos enfrente. Hablo de la reflexión ofrecida por Andrea Parra en su charla “¿Qué hago yo con mi privilegio?”, recogido también en una de las actividades del curso, la simulada carrera hacia la meta desde una posición más o menos adelantada en función de nuestras vivencias y circunstancias. Hay personas, explica Parra, que nacen río...